General (r) Carlos Julio Peñaloza
Este domingo, al caer la tarde, en Venezuela empezará a correr “la hora de la verdad”, noble expresión de raigambre taurina para designar el momento en que el bravo torero entra a matar o a ser empitonado. De allí el matador va a la muerte o a la gloria.
Es evidente que Capriles ha hecho una magnífica faena. Su caso es el del joven aspirante a quien se le da la oportunidad de demostrar facultades en una plaza de primera categoría y desarrolla una faena que prende la música y los olés. Pero todavía le falta la suerte suprema: la estocada que dé muerte limpia al toro que ya no puede con sus seiscientos kilos.
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