jueves, 4 de octubre de 2012

La hora de la verdad.

General (r) Carlos Julio Peñaloza

El reconteo manual y total de los votos como respuesta a cualquier duda razonable sobre la pureza de los escrutinios, será la manera de asegurar la paz en unas elecciones donde no hay sitio para el Síndrome del Candidato Sumiso. 

Este domingo, al caer la tarde, en Venezuela empezará a correr “la hora de la verdad”, noble expresión de raigambre taurina para designar el momento en que el bravo torero entra a matar o a ser empitonado. De allí el matador va a la muerte o a la gloria.

Es evidente que Capriles ha hecho una magnífica faena. Su caso es el del joven aspirante a quien se le da la oportunidad de demostrar facultades en una plaza de primera categoría y desarrolla una faena que prende la música y los olés. Pero todavía le falta la suerte suprema: la estocada que dé muerte limpia al toro que ya no puede con sus seiscientos kilos.

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